(Esta es una de las oraciones que el Papa Juan Pablo II rezaba con frecuencia)
Ven creador Espíritu
de los tuyos la mente a visitar
a encender en tu amor los corazones,
que de la nada te gustó crear.
Tú, que eres gran Consolador
y Don altísimo de Dios,
Fuente viva y amor, y fuego ardiente
y espiritual unción.
Tú, tan generoso en dádivas,
Tú, poder de la diestra paternal
Tú, promesa magnifica del Padre
que el torpe labio vienes a soltar.
Con tu luz ilumina los sentidos,
los afectos inflama con tu amor,
con tu fuerza invencible fortifica
la corpórea flaqueza y corrupción.
Lejos expulsa al pérfido enemigo,
danos pronto tu paz
siendo Tú nuestro guía,
toda culpa lograremos evitar.
Denos tu influjo conocer al Padre
denos, también al Hijo conocer,
y en Ti, del Uno y Otro Santo Espíritu
para siempre creer.
A Dios Padre alabanza, honor y gloria,
con el Hijo que un día resucitó,
y a Tí abogado y consuelo de cristiano,
por los siglos se rinda la admiración.
Amén.