Tiempo Litúrgico: Ordinario I - Semana VII.
Color del día: Verde.
Memoria libre: San Etelberto de Kent.
Primera Lectura
Lectura de la carta del apóstol
Santiago (5, 1-6)
El salario que han defraudado
está clamando contra ustedes.
Lloren y laméntense, ustedes, los ricos, por las desgracias que les esperan. Sus riquezas se han corrompido; la polilla se ha comido sus vestidos; enmohecidos están su oro y su plata, y ese moho será una prueba contra ustedes y consumirá sus carnes, como el fuego. Con esto ustedes han atesorado un castigo para los últimos días.
El salario que ustedes han defraudado a los trabajadores que segaron sus campos está clamando contra ustedes; los gritos de ellos han llegado hasta el oído del Señor de los ejércitos. Han vivido ustedes en este mundo entregados al lujo y al placer, engordando como reses para el día de la matanza. Han condenado a los inocentes y los han matado, porque no podían defenderse.
Reflexión sobre la Primera Lectura
Este es uno de los pasajes más duros que encontramos en la Sagrada Escritura sobre la justicia, especialmente de los que tienen a su cargo la distribución de la riqueza.
Esto nos debe parece extraño si consideramos que Jesús, dedicó muchas de sus enseñanzas a hablar sobre el dinero. Esto es porque el dinero siempre compite con él. En cierta ocasión decía Jesús: "No pueden servir a dos amos, pues con uno van a quedar mal. NO pueden servir a Dios y al dinero". Y como vemos, no es que el dinero en sí mismo sea malo, sino que le roba su lugar a Dios y, con ello, corrompe nuestro corazón. Esta siempre será nuestra lucha: darle el lugar que tiene a Dios y al dinero en nuestra vida.
Me parece que hay dos elementos que tenemos que tener siempre enfocados si no queremos que nuestra vida se pierda y destruya: Uno de ellos es la acumulación y la otra la falta de interés por los demás (las dos provienen del egoísmo). Debemos dejar que los bienes fluyan en nuestra vida, que nuestras manos estén agujeradas para que no podamos retener más de lo que necesitamos para vivir.
Esto nos llevará a ponernos en los zapatos de nuestros hermanos, pues siempre habrá gente que tiene menos que nosotros. Especialmente esto, como lo dice el texto de hoy, debe de tener un lugar muy especial en la conciencia de quienes han sido bendecidos por Dios con empresas y organizaciones las cuales deben de ser consideradas como medios de creación de riquezas para todos no solo para el empresario.
La justicia, en el cristiano debe siempre de ir más allá de dar solo para que se viva, sino que hay que ver que nuestra gente pueda vivir bien, con dignidad y como hijo de Dios. Tengamos siempre delante estas dos cosas y Dios bendecirá aún más nuestra vida.
Salmo responsorial
(Sal 48, 14-15ab. 15cd-16. 17-18. 19-20)
R/ Dichosos los pobres de espíritu,
porque de ellos es el Reino de los cielos.
- Como bestias sumisas, pastoreadas por la muerte en el reino de los muertos, así terminarán los que confían en sí mismos y viven satisfechos. R.
- Se desvanece al punto su figura y morarán por siempre en el abismo. En cambio, Dios me salvará la vida, me llevará consigo. R.
- No te inquietes cuando alguien se enriquece y aumentan las riquezas su poder. Nada podrá llevarse, cuando muera, ni podrá su poder bajar con él. R.
- Aunque feliz se sienta mientras viva y por pasarla bien todos lo alaben, ahí donde jamás verá la luz descenderá a reunirse con sus padres. R.
Evangelio
† Lectura del santo Evangelio
según san Marcos (9, 41-50)
Más te vale entrar manco en la vida,
que ir con las dos manos al lugar de castigo.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “Todo aquel que les dé a beber un vaso de agua por el hecho de que son de Cristo, les aseguro que no se quedará sin recompensa.
Al que sea ocasión de pecado para esta gente sencilla que cree en mí, más le valdría que le pusieran al cuello una de esas enormes piedras de molino y lo arrojaran al mar.
Si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela; pues más te vale entrar manco en la vida eterna, que ir con tus dos manos al lugar de castigo, al fuego que no se apaga. Y si tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo; pues más te vale entrar cojo en la vida eterna, que con tus dos pies ser arrojado al lugar de castigo. Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo; pues más te vale entrar tuerto en el Reino de Dios, que ser arrojado con tus dos ojos al lugar de castigo, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.
Todos serán salados con fuego. La sal es cosa buena; pero si pierde su sabor, ¿con qué se lo volverán a dar? Tengan sal en ustedes y tengan paz los unos con los otros”.
Reflexión sobre el Evangelio
Jesús, con esta instrucción nos habla, como acostumbre hacerlo Él, en términos de radicalidad, mostrando que el camino al cielo es un camino estrecho y que quien quiere ir por él no puede convivir con el pecado.
Las imágenes que presenta sirven solo para ejemplificar lo duro, lo difícil y doloroso que puede ser el separarse de personas, actividades, lugares muy queridos para nosotros pero que son ocasión de pecado. Para entenderlo tendríamos que pensar, por ejemplo, en lo difícil y doloroso que sería dejar a un amigo o amiga de la infancia que no habiendo hecho una opción de Cristo vive bajo los criterios del mundo y cada vez que convivimos con esta persona terminamos pecando.
Un caso que se presenta con cierta frecuencia es cuando uno de los novios se convierte, pero antes de esto, ha llevado una relación deshonrada con la novia o con el novio, especialmente en el área sexual y tienen que tomar la disyuntiva de continuar su camino cristiano o dejar al novio o la novia que no quiere aceptar el noviazgo como lo propone Jesús; hay también decisiones de trabajo, sobre todo en el área de la justicia, en donde se debe escoger entre continuar en el trabajo, que nos propone la injusticia y el pecado, o renunciar y quedar sin sustento para la familia.
Todas ellas son decisiones realmente difíciles y dolorosas, pero en ellas nos jugamos la eternidad. No valoremos equivocadamente. Nada de este mundo, por muy amado que sea se compara a la dicha de vivir eternamente con Dios. Cualquier sacrificio, por doloroso que sea, vale la pena.
Oración
Padre bueno, tú que nos has dado lo más preciado que tienes: tu propio Hijo y lo entregaste para nuestra salvación; haz que imitemos Jesús en su solidaridad con los necesitados y en su disposición para consolar al que sufre, para que verdaderamente seamos dignos hijos tuyos. Amén.
Acción
El día de hoy compartiré algo de lo mío con un hermano necesitado: sea ropa, comida, dinero o bienes que realmente sean útiles.
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón.
Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Pbro. Ernesto María Caro.
Adaptado de:
Evangelización Activa, La Misa de Cada Día (CECOR), Catholic.net, ACI Prensa
Verificado en:
Ordo Temporis, Ciclo C, 2021-2022, Conferencia Episcopal de Costa Rica