Mensaje de los obispos de la CECOR: Encontrar, escuchar y discernir


24 de febrero de 2022
Por Obispos de Costa Rica
Conferencia Episcopal de Costa Rica / Últimas noticias

● Mensaje de los Obispos de la Conferencia Episcopal a la Iglesia y al pueblo de Costa Rica al finalizar la CXXIII Asamblea Ordinaria. «¡Qué bueno y agradable es que los hermanos vivan unidos!» (Salmo 133, 1)

Como pastores de la Iglesia Católica en Costa Rica enviamos nuestro saludo y bendición a todos los fieles, creyentes en general y a todas las personas de buena voluntad.

Del 21 al 24 de febrero, nos hemos reunido en nuestra CXXIII Asamblea Ordinaria, en el Seminario Nacional Nuestra Señora de los Ángeles, hemos rogado a Dios que nos guíe e ilumine nuestro caminar y el de toda Iglesia, para seguir llevando el mensaje de la Buena Noticia como nos lo ha pedido el Señor Jesús (cfr. Marcos 16, 15).

En espíritu de sinodalidad la Iglesia universal vive este proceso convocado por el Papa Francisco. Unidos a él, nuestra Provincia Eclesiástica, en cada una de sus Diócesis, también se encuentra de lleno en esta experiencia que nos lleva a vivir el encuentro, la escucha y el discernimiento, como nos ha invitado el Santo Padre.

Precisamente, en este momento concreto que vive Costa Rica, queremos dar un mensaje de aliento y enfocarnos en tres verbos que el Papa Francisco señaló el 10 de octubre de 2021, en la Misa de apertura del Sínodo de los Obispos sobre la sinodalidad. Este proceso y asamblea sinodal propuesto por el Papa lleva el tema «Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión». Así también queremos que nuestra sociedad camine en comunión, con la participación de todos, buscando el bien común.

1. Encontrar

«Todo encuentro –lo sabemos– requiere apertura, valentía, disponibilidad para dejarse interpelar por el rostro y la historia del otro», nos decía el Santo Padre en la homilía de apertura del Sínodo.

La coyuntura actual de Costa Rica muestra crecientes cifras de pobreza, pobreza extrema y desempleo; son muchos hermanos nuestros excluidos, ya es hora de encontrarnos todos, no hay espacio para dilaciones. Se requieren decisiones valientes, muchas de las cuales deberán tomar los nuevos gobernantes iniciando no más su gestión en mayo próximo, para superar cifras vergonzosas que no pueden seguir dándose en nuestro país. Es la hora de un cambio efectivo que permita el encuentro requerido entre todos, que venza la profunda brecha social, que dolorosamente nos coloca como uno de los países más desiguales del continente.

Es momento de encuentro entre las distintas fuerzas políticas que han sometido sus propuestas en el proceso electoral, algunas de las cuales han sido escogidas para tener representación en la Asamblea Legislativa. Éstas tienen la responsabilidad de construir acuerdos, de encontrarse de manera franca y sincera para concretar proyectos que beneficien a toda la población, no sólo a unos cuantos. Nuestro pueblo se merece un Parlamento donde se expongan las mejores ideas y se aprueben aquellas leyes que beneficien a todos. Todo acuerdo debe estar iluminado por aquellos principios éticos que miran al bien común, sin olvidar que todo diputado representa al pueblo que lo eligió, no solo al propio partido o a su personal parecer.

Camino a la segunda ronda electoral, el país se dispone a elegir al próximo presidente de la República y sus vicepresidentes. Hemos propuesto a ambos candidatos, que fueron recibidos durante nuestra Asamblea, caminos de encuentro, a partir de una discusión sana de ideas y propuestas para solventar las principales problemáticas que acongojan a nuestra sociedad, en medio de una pandemia que ya está cerca de cumplir dos años y que ha recrudecido muchas de esas situaciones que afectan la vida de todos.

Hacemos eco de lo expresado por el Papa Francisco en su Exhortación Apostólica, Evangelii Gaudium, 239: «Es hora de saber cómo diseñar, en una cultura que privilegie el diálogo como forma de encuentro, la búsqueda de consensos y acuerdos, pero sin separarla de la preocupación por una sociedad justa, memoriosa y sin exclusiones. El autor principal, el sujeto histórico de este proceso, es la gente y su cultura, no es una clase, una fracción, un grupo, una élite. No necesitamos un proyecto de unos pocos para unos pocos, o una minoría ilustrada o testimonial que se apropie de un sentimiento colectivo. Se trata de un acuerdo para vivir juntos, de un pacto social y cultural».

2. Escuchar

Los ciudadanos han manifestado claramente en las últimas elecciones su desencanto y apatía política, es innegable el distanciamiento y desconfianza hacia la clase política que no les cumple las promesas hechas. El mismo Informe Estado de la Nación 2021 describe: «Desde hace varios años, la democracia costarricense enfrenta una crisis de representatividad política. Por ello se entiende, en lo fundamental, un síndrome de actitudes y prácticas ciudadanas que desconecta a la mayoría de las personas de todo vínculo orgánico e, incluso, de simpatía permanente alguna con cualquier partido, en un sistema político que otorga a los partidos el monopolio del acceso a cargos de elección popular y la función de canalizar y representar las demandas de la sociedad» (Capítulo 1, Sinopsis, página 67).

Esta crisis de representación también recibe señales claras de alerta cuando un 40% de personas se abstienen de ir a votar. Escuchar se vuelve imprescindible para entender a los ciudadanos. Costa Rica necesita caminar y reforzar el Estado Social de Derecho, avanzar con el fin de que la «paz social» no se reduzca solo al ámbito de un discurso. Es necesario que la paz social se viva de manera real y fehaciente, atacando de frente la corrupción que ha afectado a nuestra sociedad y la ha sumido en el escepticismo y la desconfianza. Las autoridades deben poner atención, pues Costa Rica exige justicia pronta y cumplida ante tantos escándalos de los cuales dan cuenta los medios de comunicación.

Asimismo, diferentes sectores claman por escucha: mujeres trabajadoras, muchas de ellas jefas de hogar y no reciben el salario justo de acuerdo a sus responsabilidades y competencia; mujeres violentadas física y/o sicológicamente que merecen todo respeto a su dignidad de personas donde quiera que se encuentren; población indígena marginada en el olvido y la pobreza, teniendo en cuenta nuestra propia realidad sin ideologismos importados; personas en situación de calle abandonados a su suerte; desempleados con varios años sin una oportunidad laboral real, muchos de ellos relegados por motivos de edad; familias enteras sin acceso a una vivienda digna, por pobreza extrema o por falta de opciones reales para obtener un crédito justo y acorde a sus posibilidades; estudiantes que sin posibilidad de una tecnología adecuada y de oportunidades han quedado relegados en el camino en los últimos dos o más años…

El proceso de escucha nos invita a abrir nuestros corazones para hacernos uno con el que sufre, con el que la pasa mal: «Felices los que lloran, porque serán consolados», nos dice el Señor (San Mateo 5, 5). Al mismo tiempo, el Señor nos invita a ser «misericordiosos» (cfr. San Mateo 5, 7). Escuchemos, para que podamos construir una mejor sociedad, para atender al que sufre.

3. Discernir

Como Iglesia estamos en un proceso de discernimiento que nos invita también a encontrarnos y a escuchar a aquellos que se han sentido marginados o que se han alejado, porque nuestras actitudes no son conformes a lo que el Señor nos pide en el Evangelio.

«Jesús, como hizo con el hombre rico del Evangelio, nos llama en estos días a vaciarnos, a liberarnos de lo que es mundano, y también de nuestras cerrazones y de nuestros modelos pastorales repetitivos; a interrogarnos sobre lo que Dios nos quiere decir en este tiempo y en qué dirección quiere orientarnos», decía el Papa Francisco en la Misa de Apertura del Sínodo.

Pedimos la intercesión de Nuestra Señora de los Ángeles, Patrona de Costa Rica, para que nos ayude a discernir el camino que nos haga ser la Iglesia de puertas abiertas, porque «Dios no hace acepción de personas» (Romanos 2, 11). En este camino, también es una oportunidad para discernir nuestro papel en la sociedad y testimoniar los valores del Evangelio.

Esta apertura es, en general, un llamado a que de manera consciente podamos hacer la voluntad de Dios, «porque todo el que lo teme y practica la justicia es agradable a él» (Hechos de los Apóstoles 10, 35).

Esta vivencia de una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión es una invitación a escuchar la Palabra de Dios, a encontrarnos con Él, para discernir qué quiere de cada uno de nosotros, no solo en nuestra vida de Iglesia, sino en nuestras acciones y responsabilidades en donde nos corresponde vivir. A los católicos y creyentes en general, el mandato del Señor es claro: «Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal pierde su sabor, ¿cómo podrá ser salada de nuevo? Ya no sirve para nada, sino para ser tirada y pisada por los hombres» (Mateo 5, 13).

Tenemos un compromiso de contribuir a mejorar la vida en sociedad, tanto católicos, creyentes en general como personas de buena voluntad: solo así podremos encontrarnos y podremos sentirnos escuchados para discernir el camino correcto que nos lleve a ser un mejor país.

Al finalizar nuestra Asamblea, nos unimos al clamor del Papa Francisco que nos llama a una Jornada de Oración y Ayuno por la Paz en Ucrania, el próximo miércoles 2 de marzo. ¡Oramos por un alto a toda forma de guerra! Pidamos al Señor que guíe y proteja a la humanidad.

En el Seminario Nacional Nuestra Señora de los Ángeles, a los 24 días del mes de febrero del año del Señor 2022.

José Manuel Garita Herrera, Obispo de Ciudad Quesada y Presidente de la Conferencia Episcopal de Costa Rica

Mario Enrique Quirós Quirós, Obispo de Cartago y Vicepresidente de la Conferencia Episcopal de Costa Rica

Daniel Francisco Blanco Méndez, Obispo Auxiliar de San José y Secretario General de la Conferencia Episcopal de Costa Rica

Javier Román Arias, Obispo de Limón y Tesorero de la Conferencia Episcopal de Costa Rica

José Rafael Quirós Quirós, Arzobispo Metropolitano de San José

Bartolomé Buigues Oller, Obispo de Alajuela

Juan Miguel Castro Rojas, Obispo de San Isidro de El General

Manuel Eugenio Salazar Mora, Obispo de Tilarán-Liberia

Óscar Fernández Guillén, Obispo de Puntarenas


Comunicado en pdf: https://bit.ly/3phnCmb

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