Misiles nucleares. Crédito: Flickr de Daniel Foster (CC BY-NC-SA 2.0)
26 de setiembre de 2022 - 1:01 AM
POR DIEGO LÓPEZ MARINA | ACI Prensa
El 26 de septiembre se conmemora el Día Internacional para la Eliminación Total de las Armas Nucleares y por ello recordamos algunas ocasiones en las que la Iglesia Católica condenó su uso y se dirigió a los líderes mundiales en esta materia.
La condena más reciente fue realizada por Mons. David J. Malloy, presidente del Comité de Justicia y Paz Internacional de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos (USCCB, por sus siglas en inglés) durante la 77° sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
El Prelado dijo que “a medida que crecen las tensiones en la Asamblea General de la ONU, se deben condenar los crecientes gestos retóricos que amenazan con el uso de armas nucleares”.
Asimismo, subrayó que “una guerra nuclear no se puede ganar y nunca debe librarse”, ya que “cualquier amenaza de uso de armas nucleares nos recuerda su naturaleza atroz y sus consecuencias desastrosas para toda la humanidad”.
“Sigamos orando por los líderes del mundo: que las esperanzas y los sueños que compartimos en común para nuestros pueblos triunfen sobre los ánimos y la injusticia provocada por esta guerra en Ucrania”, concluyó Mons. Malloy.
El Papa Francisco en contra del uso de armas nucleares
En agosto de 2022, el Papa Francisco aseguró que incluso la posesión de armas nucleares “es inmoral” y que “tratar de asegurar la estabilidad y la paz mediante un falso sentido de seguridad y un ‘equilibrio del terror’ lleva inevitablemente a relaciones envenenadas entre los pueblos y obstaculiza el diálogo”.
Dos meses antes el Santo Padre también se refirió a este tema y dijo que “la posesión conduce fácilmente a la amenaza de su uso”.
En el 2020, el Santo Padre hizo un llamado a la comunidad científica para que asuma su responsabilidad ética en el esfuerzo por detener la fabricación de armamento nuclear y biológico.
En noviembre de 2019, el Papa Francisco visitó el epicentro de la bomba atómica arrojada el 9 de agosto de 1945 en Nagasaki (Japón) y pidió oraciones “por la conversión de las conciencias y por el triunfo de una cultura de la vida, de la reconciliación y de la fraternidad. Una fraternidad que sepa reconocer y garantizar las diferencias en la búsqueda de un destino común”.
Días después, al volver de Japón hacia Roma, el Papa dijo en la rueda de prensa que “la inmoralidad del uso de las armas nucleares debe estar en el Catecismo de la Iglesia Católica”.
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