Tiempo Litúrgico: Adviento - Semana II.
Color del día: Morado.
Memoria libre: Santa María de la Rosa, religiosa y fundadora.
Primera Lectura
Del libro del profeta Isaías
(48, 17-19)
¡Ojalá hubieras obedecido mis mandatos!
Esto dice el Señor, tu redentor, el Dios de Israel: “Yo soy el Señor, tu Dios, el que te instruye en lo que es provechoso, el que te guía por el camino que debes seguir. ¡Ojalá hubieras obedecido mis mandatos! Sería tu paz como un río y tu justicia, como las olas del mar.
Tu descendencia sería como la arena y como granos de arena, los frutos de tus entrañas. Nunca tu nombre hubiera sido borrado ni arrancado de mi presencia”.
Reflexión sobre la Primera Lectura
El tono en que el profeta habla al pueblo de parte de Dios, nos deja ver lo que sucede cuando el hombre decide caminar al margen del amor de su Señor: se pierden la paz y la justicia.
El tiempo de Adviento es un tiempo, como nos lo decía al principio de este tiempo san Juan Bautista, para corregir nuestros errores y para agregar a nuestra vida los elementos que hacen que toda nuestra existencia se adhiera más a Dios.
Es tiempo, pues, de ver si nuestra relación con Jesús es estrecha, si nuestra oración es continua y si verdaderamente estamos buscando vivir de acuerdo al Evangelio.
Enderecemos nuestros caminos para que nunca falte en nuestra familia y en nuestra comunidad la paz y la justicia. Aprovecha este tiempo para hacer una revisión en tu vida y poder así, responder con generosidad al Señor.
Salmo responsorial
(Sal 1, 1-2. 3. 4 y 6)
R/ Dichoso el hombre
que confía en el Señor.
- Dichoso aquel que no se guía por mundanos criterios, que no anda en malos pasos ni se burla del bueno, que ama la ley de Dios y se goza en cumplir sus mandamientos. R.
- Es como un árbol plantado junto al río, que da fruto a su tiempo y nunca se marchita. En todo tendrá éxito. R.
- En cambio los malvados serán como la paja barrida por el viento. Porque el Señor protege el camino del justo y al malo sus caminos acaban por perderlo. R.
Evangelio
† Del santo Evangelio
según san Mateo (11, 16-19)
No escuchan ni a Juan ni al Hijo del hombre.
En aquel tiempo, Jesús dijo: “¿Con qué podré comparar a esta gente? Es semejante a los niños que se sientan en las plazas y se vuelven a sus compañeros para gritarles: ‘Tocamos la flauta y no han bailado; cantamos canciones tristes y no han llorado’.
Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dijeron: ‘Tiene un demonio’.
Viene el Hijo del hombre, y dicen: ‘Ese es un glotón y un borracho, amigo de publicanos y gente de mal vivir’. Pero la sabiduría de Dios se justifica a sí misma por sus obras”.
Reflexión sobre el Evangelio
Lo único que no se nos perdonará, como ha dicho Jesús en otro pasaje, es el pecado contra el Espíritu Santo, es decir nuestra resistencia a la conversión.
Debemos ser honestos con nosotros mismos y reconocer que Dios ha hecho todo y más, con el fin de que nosotros regresemos a él. Seguramente no habrán faltado invitaciones a retiros, a participar del sacramento de la Reconciliación, a asistir a una misa o a una plática.
Y para muchos, esto no ha sido suficiente. Dios nos la ha pintado de todos colores, pero muchos de nosotros, como la gente del tiempo de Jesús, siempre hemos encontrado un "pero" a la oportunidad que Dios nos ha dado, sea para convertirnos o para crecer en nuestra vida de gracia, prefiriendo muchas veces continuar en nuestra tibieza.
Es tiempo de darle ya una respuesta generosa al Señor, de abrir de par en par nuestro corazón para que el amor de Dios entre hasta lo más íntimo de nosotros mismos y produzca vida, y vida en abundancia. ¡Decídete!
Comunión espiritual
Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya te hubiese recibido, me abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén
Oración
Señor, necesito de tu Santo Espíritu para disponer de una senda recta por la cual puedas llegar a mi corazón.
Acción
Revisaré cuáles son las montañas que me faltan allanar y los valles que debo rellenar en mi vida.
Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. Como María, todo por Jesús y para Jesús.
Adaptado de:
Evangelización Activa, La Misa de Cada Día (CECOR), Catholic.net, ACI Prensa.
Verificado en:
Ordo Temporis, Ciclo B, 2023-2024, Conferencia Episcopal de Costa Rica.