Lecturas de la Misa del día y sus reflexiones. Lunes, 26 de agosto de 2024.


Tiempo Litúrgico: Ordinario. Semana XXI.
   Color del día: Verde.  


Oración Colecta

Señor Dios, que has preparado bienes invisibles para los que te aman, infunde en nuestros corazones el anhelo de amarte, para que, amándote en todo y sobre todo, consigamos tus promesas, que superan todo
deseo. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Primera Lectura
De la segunda carta del apóstol
san Pablo a los tesalonicenses
(1, 1-5. 11-12)
Nuestro Señor Jesús será glorificado
en ustedes y ustedes en él.

Silvano, Timoteo y yo, Pablo, deseamos la gracia y la paz que proceden de Dios Padre y de Jesucristo, el Señor, a la comunidad cristiana de Tesalónica, reunida en el nombre de Dios, nuestro Padre, y en el de Jesucristo, el Señor.

Hermanos: Debemos dar gracias a Dios en todo momento, como es justo, por lo mucho que van prosperando ustedes en la fe y porque el amor que cada uno tiene a los otros es cada vez mayor.

Por eso nos mostramos orgullosos de ustedes ante las comunidades cristianas de Dios, y de la constancia y de la fe que ustedes tienen en todas las persecuciones y tribulaciones que están sufriendo. Esta es una prueba de que, en el justo juicio de Dios, serán considerados dignos de su Reino, por el cual ahora padecen.

Oramos siempre por ustedes, para que Dios los haga dignos de la vocación a la que los ha llamado, y con su poder lleve a efecto tanto los buenos propósitos que han formado, como lo que ya han emprendido por la fe. Así glorificarán a nuestro Señor Jesús y él los glorificará a ustedes en la medida en que actúe en ustedes la gracia de nuestro Dios y de Jesucristo, el Señor.

Reflexión sobre la Primera Lectura

Debemos dar continuas gracias a Dios por vosotros

Pablo fue un hombre increíble y un apóstol de Dios, pero usualmente no trabajaba sólo. Esa es la razón del comienzo de su carta donde menciona a los hombres con los que estaba trabajando. El mismo funda la iglesia de Tesalónica en su segundo viaje misionero. Sólo estuvo en la ciudad por un corto periodo de tiempo porque fue forzado a irse por los enemigos del evangelio. Sin embargo la iglesia tesalonicenses seguía viva y activa. De ahí su profunda preocupación por esta joven iglesia reflejada en su escrito. 

Pablo consideró importante organizar a estos recién convertidos en una comunidad de interés mutuo ,cuidado y compañerismo. Pensar en esta iglesia llenaba el corazón del apóstol de gratitud, porque sabía que esté trabajo iba más allá de sus habilidades y que era obra de Dios. Había un innegable trabajo del Espíritu Santo y un cambio maravilloso en sus vidas. Su fe producía obras y su amor producía trabajo. Por esta razón les recuerda que Dios los amaba y que los había elegido.

Aún por encima de adversidades y obstáculos los tesalonicenses recibieron la Palabra y supieron cuidarla, vivirla y multiplicarla. Ejemplo donde hoy podrían reflejarse nuestros comunidades cristianas, tan llenas de miedos y pesimismos para contar con valentía las maravillas del Señor a todas las naciones.

Salmo responsorial
(Sal 95, 1-2a. 2b-3. 4-5)
R/ Cantemos la grandeza del Señor.
  • Cantemos al Señor un nuevo canto; que le cante al Señor toda la tierra; cantemos al Señor y bendigámoslo. R/
  • Proclamemos su amor día tras día, su grandeza anunciemos a los pueblos, de nación en nación sus maravillas. R/
  • Cantemos al Señor, porque él es grande, más digno de alabanza y más tremendo que todos los dioses paganos, que ni existen. Porque los falsos dioses son apariencia; ha sido el Señor quien hizo el cielo. R/

Evangelio
† Del santo Evangelio
según san Mateo (23, 13-22)
¡Ay de ustedes, guías ciegos!
 
En aquel tiempo, Jesús dijo a los escribas y fariseos: “¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, porque les cierran a los hombres el Reino de los cielos! Ni entran ustedes ni dejan pasar a los que quieren entrar.

¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que recorren mar y tierra para ganar un adepto, y cuando lo consiguen, lo hacen todavía más digno de condenación que ustedes mismos!

¡Ay de ustedes, guías ciegos, que enseñan que jurar por el templo no obliga, pero que jurar por el oro del templo, sí obliga! ¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más importante, el oro o el templo, que santifica al oro?

También enseñan ustedes que jurar por el altar no obliga, pero que jurar por la ofrenda que está sobre él, sí obliga. ¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda o el altar, que santifica a la ofrenda?

Quien jura, pues, por el altar, jura por él y por todo lo que está sobre él. Quien jura por el templo, jura por él y por aquel que lo habita. Y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por aquel que está sentado en él”.

Reflexión sobre el Evangelio

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas!

El Evangelio nos ofrece una visión penetrante de las advertencias de Jesús a los escribas y fariseos. Estás palabras siguen siendo relevantes hoy en día. Jesús critica abiertamente a los líderes religiosos de su tiempo por su hipocresía y falta de autenticidad. Los acusa de obstaculizar el camino de otros hacia la salvación.

Este es un recordatorio para todos nosotros de que nuestras acciones y palabras tienen un impacto más allá de nosotros mismos. Sí actuamos de manera hipócrita e inauténtica, podríamos estar alejando a otros de la fe, en lugar de acercarlos a Dios. Porque nuestro problema, en muchas ocasiones, es que ni comemos ni dejamos comer. 

La crítica de Jesús se dirige a la superficialidad de los escribas y fariseos. Se preocupan más por las apariencias externas y las reglas que por la verdadera esencia de la fe. Jesús señala su obsesión con los detalles menores, mientras ignoran lo que realmente importa.

Este es un llamado a centrarnos en lo que realmente es central en nuestra vida de fe y no perder el tiempo en cosas superfluas y banales, muchas veces puestas como importantes para maquillar una pobre vivencia de Dios y el miedo a tener un auténtico encuentro con los demás. Jesús también aborda la cuestión de la autoridad y la responsabilidad.

Los fariseos se perdieron en tecnicismos, olvidando que todo en el templo es sagrado porque Dios mismo lo hace sagrado. Esto nos recuerda que no debemos tomar a la ligera nuestras promesas o compromisos, especialmente cuando involucran a Dios o a los demás. 

En resumen, este pasaje nos desafía a examinar nuestras propias vidas y actitudes. Nos llama a ser auténticos en nuestra fe, a centrarnos en lo que realmente importa y a ser responsables en nuestras acciones y palabras. Nos advierte contra la complacencia y la hipocresía, recordándonos que estamos llamados a ser luz del mundo y sal de la tierra. No se trata sólo de seguir reglas o de mantener las apariencias, sino de vivir una vida que refleje honestidad, misericordia y ternura a imagen de Dios. 


Después de la comunión

Unidos a Cristo por este sacramento, suplicamos humildemente, Señor, tu misericordia, para que, hechos semejantes a él aquí en la tierra, merezcamos gozar de su compañía en el cielo. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Oración

Señor, gracias por cada cosa buena que ocurre en mi vida, gracias por lo agradable y placentero, lo que me da paz y me hace feliz; pero también, gracias por aquellas cosas que me preocupan, por las que me hacen llorar y que sacan una parte de mí que muchas veces no me gustan, pues sé muy bien que tú utilizas todo para bien de los que te amamos.

Te pido que me enseñes la gratitud para con los que me rodean y que siempre sea cordial en mi trato para con los que de algún modo me sirven.

Acción

Hoy procuraré firmemente mantener una amplia y sincera sonrisa para con todo mundo y cuidaré especialmente dar gracias por cada servicio, incluso los más pequeños, que reciba en el día.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. Como María, todo por Jesús y para Jesús. 

Adaptado de:
La Misa de Cada Día (CECOR), Catholic.net, ACI Prensa, Frailes Dominicos de Oviedo.
Verificado en:
Ordo Temporis, Ciclo B, 2023-2024, Conferencia Episcopal de Costa Rica.