Lecturas de la Misa del día y sus reflexiones. Viernes, 18 de octubre de 2024.


Tiempo Litúrgico: Ordinario. Semana XXVIII.
   Color del día: Rojo.  


Antífona de entrada

Qué hermoso es ver correr sobre los montes al mensajero que anuncia la paz, al mensajero que trae la buena nueva, que pregona la salvación.


Oración Colecta

Señor Dios, que elegiste a san Lucas para que revelara, mediante su predicación y sus escritos, el misterio de tu predilección por los pobres, concede, a quienes ya nos gloriamos de llevar tu nombre, tener siempre un solo corazón y una sola alma, y que todos los pueblos lleguen a descubrir tu salvación. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Primera Lectura
De la segunda carta del apóstol
san Pablo a Timoteo (4, 9-17)
El único que me acompaña es Lucas.

Querido hermano: Haz lo posible por venir a verme cuanto antes, pues Dimas, prefiriendo las cosas de este mundo, me ha abandonado y ha partido a Tesalónica. Crescencio se fue a Galacia, y Tito, a Dalmacia. El único que me acompaña es Lucas. Trae a Marcos contigo, porque me será muy útil en mis
tareas. A Tíquico lo envié a Efeso.

Cuando vengas, tráeme el abrigo que dejé en Tróade, en la casa de Carpo. Tráeme también los libros y especialmente los pergaminos.

Alejandro, el herrero, me ha hecho mucho daño. El Señor le dará su merecido. Cuídate de él, pues se ha opuesto tenazmente a nuestra predicación.

La primera vez que me defendí ante el tribunal, nadie me ayudó. Todos me abandonaron. Que no se les tome en cuenta. Pero el Señor estuvo a mi lado y me dio fuerzas para que, por mi medio, se proclamara claramente el mensaje de salvación y lo oyeran todos los paganos.

Reflexión sobre la Primera Lectura

Una de las cosas que más ayudan para nuestro crecimiento espiritual es el tener un buen maestro y la compañía de hermanos que piensan como nosotros y que están también buscando la santidad y el agradar en todo al Señor, siendo radicales en el seguimiento del Evangelio.

Aunque no es el tema propio de este texto, vemos en el trasfondo a San Lucas, quien encontraría a San Pablo muy posiblemente en su segundo viaje misionero y a partir de ahí lo acompañará siempre hasta el final de sus días.

San Lucas, que de acuerdo a lo que él mismo nos dice, lo investigará personalmente con los propios testigos oculares, de San Pablo aprendió a amar a Jesús con todo su corazón, a descubrir en él la razón de su vida.

Vio a San Pablo predicar con pasión, lo vio sufrir por Cristo, lo vio pasar largas horas en oración; en una palabra, aprendió de San Pablo lo que significa ser y vivir como un auténtico cristiano enamorado del Dios que lo ha salvado y que le ha dado razón a su vida.

Busca tú también tener amigos santos, hombres y mujeres que, como tú, busquen a Dios; con los cuales puedas crecer, aprender de su vida y de su oración. Como dice el libro del Eclesiástico: quien encuentra un amigo, ha encontrado verdaderamente un tesoro.

Salmo responsorial
(Sal 144, 10-11. 12-12ab)
R/ Señor, que todos tus fieles te bendigan.
  • Que te alaben, Señor, todas tus obras y que todos tus fieles te bendigan. Que proclamen la gloria de tu reino y den a conocer tus maravillas. R/
  • Que muestren a los hombres tus proezas, el esplendor y la gloria de tu reino. Tu reino, Señor, es para siempre y tu imperio, por todas las generaciones. R/
  • Siempre es justo el Señor en sus designios y están llenas de amor todas sus obras. No está lejos de aquellos que lo buscan; muy cerca está el Señor, de quien lo invoca. R/

Evangelio
† Del santo Evangelio
según san Lucas (10, 1-9)
La cosecha es mucha y los trabajadores pocos.
 
En aquel tiempo, Jesús designó a otros setenta y dos discípulos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares a donde pensaba ir, y les dijo: “La cosecha es mucha y los trabajadores pocos. Rueguen, por tanto, al dueño de la mies que envíe trabajadores a sus campos. Pónganse en camino; yo los envío como corderos en medio de lobos.

No lleven ni dinero, ni morral, ni sandalias y no se detengan a saludar a nadie por el camino. Cuando entren en una casa digan: ‘Que la paz reine en esta casa’. Y si allí hay gente amante de la paz, el deseo de paz de ustedes se cumplirá; si no, no se cumplirá.

Quédense en esa casa. Coman y beban de lo que tengan, porque el trabajador tiene derecho a su salario. No anden de casa en casa. En cualquier ciudad donde entren y los reciban, coman lo que les den. Curen a los enfermos que haya y díganles: ‘Ya se acerca a ustedes el Reino de Dios’ ”.

Reflexión sobre el Evangelio

Jesús continúa llamando hombres y mujeres de todas edades y condiciones para que se unan al grupo de apóstoles, al grupo de hermanos y hermanas que, infatigablemente, anuncian por doquier la Buena Nueva del Evangelio.

No siempre es fácil pues, por un lado nos encontramos con la fragilidad de la naturaleza humana, y con ello, la pereza, el desinterés, la pena, la falta de preparación y, por otro lado, con la dificultad propia de presentar a los demás un mensaje que, a simple vista, parecería traer sólo más problemas y restricciones a la vida.

Sin embargo, si nosotros le respondemos con generosidad, como lo hizo san Lucas y muchísimos hermanos y hermanas a lo largo de la historia, lograremos establecer el Reino, y con ello, llegará la paz y la armonía a nuestra casa, a nuestra sociedad, en fin, a nuestro mundo. No dejemos a Jesús trabajar solo, únete hoy a su equipo de evangelizadores, te lo aseguro: No te vas a arrepentir.

Antífona de la Comunión

El Señor envió a sus discípulos a anunciar por todos los pueblos y lugares: Ya está cerca de ustedes el Reino de Dios.


Después de la comunión

Concédenos, Dios todopoderoso, que los dones recibidos de tu santo altar nos santifiquen y nos fortalezcan en la fe del Evangelio, que san Lucas predicó. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.

Oración

Padre lleno de amor, que nos iluminas con la luz de la Palabra para alcanzar la vida que nos tienes preparada desde antes de la creación del mundo, derrama sobre nosotros tu Espíritu Santo para que, atentos a esa Palabra, sigamos a tu Hijo llevando nuestra cruz, pero atentos a las necesidades de nuestros hermanos para que merezcamos ser partícipes de esa vida que él nos ha ganado en la cruz.

Acción

Atento al llamado que Dios me hace a ser solidario con mis hermanos que sufren, dedicaré algo de mi tiempo o de mis bienes para socorrer las necesidades de algún hermano que lo requiera.

Permite que el amor de Dios llene hoy tu vida. Ábrele tu corazón. Como María, todo por Jesús y para Jesús. 

Adaptado de:
Evangelización Activa, La Misa de Cada Día (CECOR), Catholic.net, ACI Prensa.
Verificado en:
Ordo Temporis, Ciclo B, 2023-2024, Conferencia Episcopal de Costa Rica.