Tiempo Litúrgico: Cuaresma. Semana I.
Color del día: Morado.
Memoria libre:
Antífona de entrada
Sal 18, 8
La ley del Señor es perfecta y es descanso del alma; el precepto del Señor es fiel e instruye a los ignorantes.
Oración colecta
Padre eterno, vuelve hacia ti nuestros corazones, para que, buscando siempre lo único necesario y realizando obras de caridad, nos dediquemos a tu servicio. Por nuestro Señor Jesucristo.
PRIMERA LECTURA
Serás el pueblo santo del Señor,
tu Dios
Lectura del libro del
Deuteronomio 26, 16-19
Moisés habló al pueblo, diciendo: «Hoy el Señor, tu Dios, te manda que cumplas estos mandatos y decretos. Acátalos y cúmplelos con todo tu corazón v con toda tu alma.
Hoy has elegido al Señor para que él sea tu Dios y tú vayas por sus caminos, observes sus mandatos, preceptos y decretos, y escuches su voz. Y el Señor te ha elegido para que seas su propio pueblo, como te prometió, y observes todos sus preceptos.
Él te elevará en gloria, nombre y esplendor, por encima de todas las naciones que ha hecho, y serás el pueblo santo del Señor, tu Dios, como prometió».
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
Sal 118, 1-2. 4-5. 7-8
R. Dichoso el que camina
en la ley del Señor.
- Dichoso el que, con vida intachable, camina en la ley del Señor; dichoso el que, guardando sus preceptos, lo busca de todo corazón. R.
- Tú promulgas tus mandatos para que se observen exactamente. Ojalá esté firme mi camino, para cumplir tus decretos. R.
- Te alabaré con sincero corazón cuando aprenda tus justos mandamientos. Quiero guardar tus decretos exactamente, tú no me abandones. R.
Aclamación antes del Evangelio
2 Cor 6, 2b
R. Gloria a ti, Cristo, Palabra de Dios.
Ahora es el tiempo favorable, ahora es el día de la salvación. R.
EVANGELIO
Sed perfectos
como vuestro Padre celestial
Lectura del santo Evangelio
según san Mateo 5, 43-48
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: «Amarás a tu prójimo» y aborrecerás a tu enemigo”.
Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.
Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto».
Palabra del Señor.
Reflexión sobre el Evangelio
Al escuchar estas palabras de Jesús, podríamos pensar: Jesús, ¿en qué mundo vives? ¿No te das cuenta de que esto no es posible vivirlo? Sin embargo, lo que acabamos de leer es Palabra de Dios, es la palabra que ha creado todo el universo y para la cual no hay nada imposible. Si Jesús dice que esto es lo que debemos hacer, es porque realmente es posible.
Quizás no de inicio, ni tampoco con gran facilidad; ciertamente, llegar a amar a quien nos ha hecho el mal, a quien nos ha ofendido y nos ha llevado "entre las patas" no es algo que se vaya a dar de manera inmediata, será todo un proceso de sanidad interior que Dios, por medio del Espíritu Santo que habita nuestros corazones, es capaz de hacer.
Es por ello que para poder perdonar de corazón, para no dejar que los insultos y problemas nos lastimen y agobien, es necesario contar con la gracia de Dios, que nos viene de una vida espiritual intensa.
La perfección en todos los ámbitos de nuestra vida, requiere tenacidad, orden y tiempo para ejercitarse. Pues lo mismo ocurre en la vida espiritual.
En la medida en que ordenamos nuestra vida para poder tener un buen rato de oración, y con constancia dedicamos tiempo a la lectura de la Palabra, siendo asiduos a la meditación y a la caridad, en esa medida nos iremos dando cuenta de lo hermoso que es la vida del Reino y desde ahí podremos, no sólo hacer lo que hoy nos pide el Señor, sino incluso cosas mucho mayores.
Antífona de comunión
Cf. Mt 5, 48
Sed perfectos, como vuestro Padre Celestial es perfecto, dice el Señor.
Comunión espiritual
Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.Te amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón.Y como si ya te hubiese recibido, me abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén
Oración después de la comunión
Asiste, Señor, con tu ayuda continua a los que alimentas con este divino sacramento y, a cuantos has iluminado con la sabiduría del cielo, acompáñalos con el consuelo de la salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Fuentes:
Archidiócesis de Madrid, Evangelización Activa, La Misa de Cada Día (CECOR), ACI Prensa.
Verificado:
Ordo Temporis, Ciclo C, 2024-2025, Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECOR).