Lecturas de la Misa del día y sus reflexiones. Viernes, 14 de marzo de 2025.


Tiempo Litúrgico: Cuaresma. Semana I.
   Color del día: Morado.  


Antífona de entrada
Cf. Sal 24, 17-18

Señor, sácame de mis tribulaciones. Mira mis trabajos y mis penas y perdona todos mis pecados.

Oración colecta

Señor, concede a tus fieles, prepararse de modo conveniente a las fiestas de Pascua, para que, aceptada la penitencia corporal según la costumbre, sea útil a todos por el bien de las almas. Por nuestro Señor Jesucristo.

PRIMERA LECTURA
¿Acaso quiero yo la muerte
del malvado, y no que se convierta
de su conducta y que viva?

Lectura de la profecía de
Ezequiel 18, 21-28

Esto dice el Señor Dios:

«Si el malvado se convierte de todos los pecados cometidos y observa todos mis preceptos, practica el derecho y la justicia, ciertamente vivirá y no morirá. No se tendrán en cuenta los delitos que cometidos; por la justicia que ha practicado, vivirá. ¿Acaso quiero yo la muerte del malvado -oráculo del Señor Dios-, y no que se convierta de su conducta y que viva?

Si el inocente se aparta de su inocencia y comete maldades como las acciones detestables del malvado, ¿acaso podrá vivir? No se tendrá en cuenta sus obras justas. Por el mal que hizo y por el pecado cometido, morirá.

Insistís: «No es justo el proceder del Señor.» Escuchad, casa de Israel: ¿Es injusto mi proceder?, ¿No es más bien vuestro proceder el que es injusto?

Cuando el inocente se aparta de su inocencia, comete la maldad y muere, muere por la maldad que cometió. Y cuando el malvado se convierte de la maldad que hizo y practica el derecho y la justicia, él salva su propia vida. Si recapacita y se convierte de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá».

Palabra de Dios.

Reflexión sobre la Primera Lectura

Si algún defecto podríamos encontrarle a Dios ese sería su falta de memora para nuestros pecados. Dios, como nos lo dice hoy el Profeta, no está buscando castigarnos o enviarnos a la muerte eterna, sino todo lo contrario: continuamente, y desde la creación del hombre, ha buscado por todos los modos que el hombre lo ame, lo escuche, lo obedezca y tenga con ello la felicidad en este mundo y, después, la vida eterna.

La prueba máxima de este proyecto de Dios es habernos enviado a su propio Hijo para que por él tuviéramos esta vida profunda y llena de paz. Más aún, conoce nuestra debilidad y, como dice el salmo 103, sabe de qué barro estamos hechos, por ello no nos trata como merecemos.

Cuando nosotros vamos al sacramento de la Reconciliación con un profundo arrepentimiento, Dios nos perdona y no se vuelve a acordar de nuestras faltas jamás.

La Cuaresma es un tiempo propicio para reconciliarnos, no sólo con Dios y con los hermanos, sino incluso con nosotros mismos; es tiempo de perdonar nuestros errores, de aceptarnos como somos y proponernos o re-proponernos nuevas metas. Ten ánimo, Dios quiere que tengas vida y que la tengas en abundancia.

Salmo responsorial
Sal 129, 1-2. 3-4. 5-7a. 7bc-8

R. Si llevas cuenta de los delitos,
Señor, ¿quién podrá resistir?
  • Desde lo hondo a ti grito, Señor; Señor, escucha mi voz; estén tus oídos atentos a la voz de mi súplica. R.
  • Si llevas cuenta de los delitos, Señor, ¿quién podrá resistir? Pero de ti procede el perdón, y así infundes temor. R.
  • Mi alma espera en el Señor, espera en su palabra; mi alma aguarda al Señor, más que el centinela la aurora. Aguarde Israel al Señor, como el centinela la aurora. R.
  • Porque del Señor viene la misericordia, la redención copiosa; y él redimirá a Israel de todos sus delitos. R.

Aclamación antes del Evangelio
Cf. Ez 18, 31

R. Gloria a ti, Cristo, Sabiduría de Dios Padre.

Apartad de vosotros todos vuestros delitos – dice el Señor -, renovad vuestro corazón y vuestro espíritu. R.

EVANGELIO
Vete primero a reconciliarte
con tu hermano.

Lectura del santo Evangelio
según san Mateo 5, 20-26

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.

Habéis oído que se dijo a los antiguos: «No matarás», y el que mate será reo de juicio. Pero yo os digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano «imbécil», tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama «necio», merece la condena de la “gehena” del fuego.

Por tanto, si cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda.

Con el que te pone pleito procura arreglarte enseguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último céntimo».

Palabra del Señor.

Reflexión sobre el Evangelio

El cristiano, como nos lo muestra este evangelio, es una persona con criterios mucho muy diferentes a los del mundo y va llevando un verdadero progreso en su conversión.

Y es que el cristiano no es solamente una persona buena, que no mata, que no roba, que cumple la Ley de Dios sino que es, ante todo, un hombre o una mujer que está en búsqueda de la santidad, de la perfección, para quien no cabe siquiera el insulto al hermano.

Es alguien que encuentra en la reconciliación el verdadero camino hacia la paz y para quien la celebración del culto es más que otra cosa, un encuentro profundo con Dios y con los hermanos.

El tiempo de la cuaresma es un tiempo especial de gracia en el que Dios derrama de una manera particular su amor en nuestros corazones. ¿Por qué no empezar en este período a reconciliarnos entre nosotros, con un profundo deseo de construir la armonía en nuestros trabajos, escuelas y, sobre todo, en nuestras familias?

Antífona de comunión
Ez 33, 11

Por mi vida, oráculo del Señor, que yo no me complazco en la muerte del malvado, sino en que el malvado se convierta y viva.

Comunión espiritual

Creo, Jesús mío, que estás real y verdaderamente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar.

Te amo sobre todas las cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi corazón.

Y como si ya te hubiese recibido, me abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén

Oración después de la comunión

La comunión de tu sacramento, Señor, nos restaure y, purificados del antiguo pecado, nos conduzca a la unidad del misterio que nos salva. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Oración

Sé, Señor, que no quieres mi muerte o castigarme, sino que en realidad estás sostenidamente comprometido con mi salvación, sé que el anhelo de tu gran corazón es que escuche tu voz e instrucción, que enmiende mi camino y que viva realmente.

Quiero esa vida, Señor, la vida según tus mandamientos, la vida que tú pensaste para mí, una vida de abundancia, prosperidad y felicidad sin fin, dame tu gracia para asemejarme cada día más a ti y que mis deseos estén fundados en tu querer.

Acción

Hoy repetiré constantemente: "Señor, dame tu vida".

Fuentes:
Archidiócesis de Madrid, Evangelización Activa, La Misa de Cada Día (CECOR), ACI Prensa.
Verificado:
Ordo Temporis, Ciclo C, 2024-2025, Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECOR).